viernes, 11 de septiembre de 2009

Siempre cuesta empezar

Existe una necesidad en cierta parte de los seres humanos de sentir una reafirmación de las cosas que uno realíza. Aunque sea un pequeño "oye, esta bien ah", o "te salió piola"; el más mínimo reconocimiento por un acto hecho hace que nuestro trabajo se vea una de las siete maravillas del mundo. Esta satisfacción es íntima, personal, indemostrable (en el sentido estricto de la palabra), es el pequeño tesoro de nuestro orgullo, y sólo se exterioriza con un sincero pero breve "gracias".
Ahora bien, ¿Qué pasa cuando el miedo, el prejuicio y el exceso de un pudor estúpido, dominan la personalidad al punto de conformarnos con un "igual habría salido bien" o "podría haber resultado"? Eso es lo que personalmente me rondaba la cabeza respecto a estas nuevas tecnologías como los Blogs o etc. Que pudor que otros lean algo que pueda estar malo, que verguenza, podría salir mal. Bueno, claramente es una exageración, esto de ser "blogger" es un simple instrumento y el mundo no se volverá polvo por un click mas o un click menos (en realidad me equivoco porque eso depende de quien haga el click), mas, a lo que voy, es que muchas veces tenemos proyectos grandiosos y planes brillantes, pero los subestimamos por un temor causado por nosotros mismos, un temor que impide tomar oportunidades únicas que sólo se dan tres o cuatro veces en la vida. Hoy puede ser escribir en internet para dos pelagatos que te puedan leer y cagarse de la risa de lo loco que estas. Pero mañana. Mañana puede ser el acierto mas grande que podrías haber soñado, y ahí será cuando poco a poco tu compadre de al lado te diga, "oye, está bien ah", "te salió piola huevón". En ese momento, la conformidad íntima contigo mísmo querrá explotar.

Para empezar.


Créditos para Cristabel, seudónimo de un@ hermafrodita.